La EdC es una realidad única y mundial, coordinada por una Comisión Central y por Comisiones Locales, vinculadas a la primera en base al principio de subsidiariedad.

Hay centenares de empresas distribuidas por todo el mundo que se inspiran en la EdC, basándose en una gestión centrada en la fraternidad y compartiendo la riqueza producida, pero cuantificar realmente su impacto directo es muy difícil en una realidad tan cambiante. Aún así desde 2008 en el que se publicó el primer "Informe sobre el destino de los beneficios de la Economía de Comunión", todos los años se publica una "Memoria de la EdC", con los datos sobre el destino dado a los beneficios, las empresas, la Cultura de Comunión, las perspetivas de futuro...  

Todas las empresas que ya participan en la Economía de Comunión y aquellas que deseen participar, están invitadas a registrarse en la página www.edc-info.org creada para recoger los datos de las empresas de la EdC, ya sea en calidad de miembros o de simpatizantes. Se trata de un instrumento ágil que permite a las empresas compartir con los responsables del proyecto a nivel local e internacional la información relativa a los beneficios empresariales destinados a los pobres y a la formación en una cultura de comunión, compartidos a través de los canales oficiales de la EdC o usados para los mismos fines de forma distinta.

Entre los elementos básicos de la primera intuición de la EdC estaba presente la idea de los parques empresariales, también llamados “polos”: Chiara Lubich invitó a hacer nacer concentraciones de empresas que fueran laboratorio visible y un punto de referencia, ideal y también operativo, para las otras empresas de EdC. En la imagen vemos el Polo Lionello Bonfanti, en Italia.